LA REALIDAD OCULTA

TE INVITAMOS A VIAJAR CON NOSOTROS A TRAVÉS DE LA LÍNEA DIVISORIA QUE
SEPARA LA REALIDAD DE LA FANTASÍA.
José María Ibáñez.

viernes, 6 de diciembre de 2013

EL BELÉN DE "LA SANG"

JOSEP MARÍA OSMA BOSCH

(Foto: Archivo de Josep
María Osma Bosch)
Cada año por estas fechas navideñas, una de las típicas ofertar culturales que ofrece Palma, es la tradicional visita a los belenes de diferente estilo, época y forma de construcción ubicados en varios puntos de la ciudad: Ajuntament, Fundació March, claustro de Sant Antoniet, e iglesias conventuales de Santa Magdalena, San Jerónimo, Santa Clara, Concepción, Carmelitas (Teresas), San Francisco, Capuchinos, Capuchinas... Pero, quizás, el más famoso de todas esas representaciones belenísticas, sin menospreciar a las citadas anteriormente, expuesto de forma fija todo el año, es el de la iglesia de la Anunciación, la del Hospital General, popularmente conocido como de "La Sang". Este belén considerado el más antiguo del Estado Español, fue declarado por el Consell Insular de Mallorca el 3 de marzo de 2003 Bien de Interés Cultural. Sepamos a continuación, como llegó a ser depositado en ese templo epicentrico devocional cristiano de nuestra isla.

Sobre el año 1536, un navío, cuyo flete principal eran figuras escultóricas de los siete misterios de la Madre de Dios, se halló en una gran tempestad que hacía peligrar la embarcación como sus tripulantes y carga a bordo. Domingo Gangonne, capitán del barco, prometió donar uno de los misterios, cualquiera que fuese elegido, donde se descubriera la primera luz de tierra firme en esa noche tenebrosa. Dio el azar que se avistase la lámpara ardiente de la hornacina de Nuestra Señora de las Nieves situada en el convento de Jesús (actual Hospital Psiquiátrico) a extramuros de Ciutat. Horas después, guayándose por esa luz, llegaron salvos a puerto.
(Foto: Archivo Josep María Osma Bosch)

Una vez sabida la procedencia de la luz, Gangonne dio a elegir al prior del convento uno de los siete misterios marianos, escogiendo el seráfico el de Belén; pero arrepentido el capitán, le pidió que se llevase otro o ninguno. El fraile prefirió irse con las manos vacías. Una vez desembarcado el religioso, , el navío, con viento favorable para la navegación, intentó hacerse a la mar, pero tras dos intentos se quedó inmóvil. Gangonne comprendió que Dios quería que aquel grupo escultórico se quedase en la isla; y así fue, las figuras se depositaron en el convento de Jesús, a extramuros de la ciudad.

A principios del siglo XVII se fundó en la capilla que albergaba las figuras belenísticas la Cofradía de Nostra Senyora de Betlem, concediéndole el Papa Clemente VIII indulgencias y celebración en el día de la Epifanía del Señor, el 6 de enero, su festividad mayor organizando una procesión con niños ataviados de Reyes Magos.

(Foto: Archivo Josep María
Osma Bosch)
En el año 1836, el convento de Jesús, al igual que muchos cenobios mallorquines y del resto de España, fue exclaustrado por la Ley de Mendizábal, la cual, recordemos, solo permitía un centro religioso de cada orden en una misma localidad; el belén que tratamos, fue trasladado hasta su emplazamiento actual.

Para finalizar este artículo, quisiera dar una descripción de este conjunto monumental belenítico, pero prefiero que sean los mismos lectores de estas páginas que se acerquen a "La Sang", y admiren "in situ" esta joya escultórica de la Natividad del Señor, y como bien reza el refrán. "Vale más una imagen que mil palabras".

MOLTS D´ANYS PER A TOTS!!!






lunes, 25 de noviembre de 2013

LA DULCE GOLOSÍA DE UN REY

JOSEP MARÍA OSMA BOSCH

El pasado día 21, en una de las rutas culturales por el centro histórico de Palma que imparto, organizadas por el Casal de Barri de S´Escorxador, mediante el Ajuntament de Palma, uno de los puntos que visitamos fue el Forn de la Concepció, situado en la calle de Concepció, y delante del mismo, y a modo de sintésis, narré una anécdota protagonizada por el rey Alfonso XIII (1886-1914) en una de sus visitas a Mallorca. Veamos lo sucedido.
Alfonso XIII
(Foto: Archivo Josep María Osma Bosch)

El día 17 de mayo de 1886, nacía en el madrileño Palacio Real de la Zarzuela un hijo póstumo del rey Alfonso XII (1857-1885) y de la reina regenta María Cristina de Habsburgo y Lorena (1858-1929), siendo bautizado con aguas del río Jordán, como es costumbre en los miembros de la monarquía española, con los nombres de Alfonso León Fernando María Isidro Pascual Antonio de Borbón y Austria Lorena, pasando a ser conocido en la Historia como Alfonso XIII.

Durante su reinado, iniciado al cumplirse su mayoría de edad para ser entronizado y jurar la Constitución el 17 de mayo de 1902, hasta su derrocamiento y partida hacía el exilio, tuvo a bien visitar en tres ocasiones, y de forma oficial, nuestra isla. Fue en la primera estancia en tierras mallorquinas cuando el monarca protagonizó esta curiosa anécdota.

El 25 de abril de 1902, Alfonso XIII, una vez desembarcado en el puerto de Palma, y ser recibido por las autoridades civiles militares y eclesiásticas en una galera descubierta tirada por caballos ricamente enjaezados para tan magda y real visita. A su lado izquierdo le acompañaba el presidente del Consejo de Ministros, el mallorquín Antoni Maura i Muntaner (1853-1925), quien ocuparía ese cargo en cinco ocasiones a lo largo de su carrera política. Seguidamente, y con una notable escolta militar, el joven rey inició el mismo recorrido por las calles palmesanas, abarrotadas de gente y aclamándole con vítores y aplausos: Born, Mercat, Rambla,Oms, Sant Miquel, Plaça Major, Argentería, Cort, Palau Reial y Catedral, donde se celebró el consabido Te-Deum más tarde, dando después una recepción y almuerzo en el Palacio Real de la Almudaina.

Durante su corta estancia en nuestra isla, pudo degustar la cocina autóctona, quedando encantado con unos pastelillos: los quartos embetumats. Quiso saber donde se elaboraban, Maura le dijo que eran del horno de Cas Donat (actual número 16 de la palmesana calle de la Concepció).Ni corto ni perezoso, Don Alfonso acudió al establecimiento hornero y nombró al propietario, apellidado Miralles, proveedor de la Casa Real. El soberano ordenó al pastelero que le diera la receta de tan rico manjar, pero el artesano, que únicamente en su familia era él que conocía el procedimiento de elaboración, denegó, con todo el respeto y subordinación, la petición regia.

Actual Forn de la Conceoció
(Foto: Archivo Josep María Osma Bosch)
En el año 1918, una vez finalizada la I Guerra Mundial, el monarca, organizó una cena para vencedores y vencidos. Pensó que aquellos "quartos embetumats" que tanto le engolosaron para los postres. Telegrafío al gobernador civil de Baleares para que le remitiese gran cantidad de ellos. El gobernador, que no era mallorquín, quedó en gran confusión con lo solicitado por el rey. Días más tarde, Don Alfonso, al ver que no le llegaban sus pastelitos mallorquines, volvió a enviar un telegrama al gobernador de nuestro archipiélago.

También en el Gobierno Civil, los funcionarios no eran nativos, y todos estaban apurados intentando adivinar lo que deseaba el rey. El asunto llegó a oídos de "run-run de Can Brondo", denominación palmesana de "radio calle"; fue el dueño del café Can Tomeu, de la plaza de Sa Font de Ses Tortugues, después Café Oriental y hoy reconvertido en una hamburguesería internacional, quien puso el hecho en conocimiento de Bonaventura Miralles, hijo del repostero de Ca´s Donat, hoy Forn de la Concepció el cual se puso en contacto con su padre, y de forma súbita y sin interrupción, preparó centenares de "habitaciones embadumadas", entregándolas en el Gobierno Civil para ser enviadas a la Zarzuela



viernes, 15 de noviembre de 2013

LALAURIE: LA MANSIÓN DEL HORROR

AMADO CARBONELL SANTOS

Muchas veces, después de haber visto las noticias emitidas por televisión, e intentando asimilar todo lo que nos han mostrado, nos preguntamos hasta que punto puede llegar un ser humano para satisfacer sus más bajos instintos...

Mansiín Lalaurie en 2009
(Foto: g-600m.site11.com)
En la ciudad norteamericana de Nueva Orleans, un lugar donde las gentes provenientes del norte de Estados Unidos, Europa y África, residían en un crisol de culturas y creencias tan intenso, que muchas veces las reyertas étnicas se sucedían con demasiada frecuencia. Pero esto cambió a principios del siglo XIX, cuando una nueva familia acaudalada decidió asentarse en una de sus calles más concurridas, la cual años después sería conocida como uno de los referentes más importantes dentro del ámbito de la parapsicología estadounidense. Pero lo mejor es que comencemos por los inicios de la leyenda...

A mediados de 1832, el conocido médico y cirujano francés, el Dr. Louise Lalaurie y su esposa Delphine Macarthy, una mujer que pronto sería conocida como Madame Lalaurie, adquirieron la mansión que se asentaba en 1140 de la Calle Royale, una de las calles céntricas de Nueva Orleans. La llegada de aquellos nuevos y acaudalados vecinos no tardó en hacerse notar entre las desconfiadas gentes de la ciudad.

Las fiestas y cotillones que se celebraban hasta altas horas de la madrugada y las cenas en compañía de las personas más distinguidas de la zona, eran la noticia más comentada por todos. Al parecer, los Lalaurie sabían muy bien como cuidar de todos sus invitados, que días después del evento, seguían alardeando ante conocidos y amigos de su magnifica velada en la gran mansión de la calle Royale, donde Madame Lalaurie y su esposo habían sido unos anfitriones de excepción, que contaban con la dotación de una veintena de sirvientes que eran íntegramente de raza negra; los cuales, bajo las órdenes de los Lalaurie, intentaban complacer en todo lo posible a sus mejores amigos e invitados.
Retrato de Madame Lalaurie
(Foto: hauntedamericatours.com)

Poco a poco, Madame Lalaurie se iba convirtiendo en una de las mujeres más conocidas, influyentes y envidiadas de todo Nueva Orleans. Nadie en su sano juicio, habría pensado que bajo aquella imagen de dama culta, sofisticada y distinguida, se ocultaba una persona perversa y macabra; muy asidua a propinar duras palizas, y tratos denigrantes a sus sirvientes.

La mínima falta era el detonante perfecto para encadenar a una de las criadas a la chimenea de la cocina en pleno verano, o propinar duras palizas a los criados por no doblar correctamente sus trajes de gala. Aquella casa se había convertido en un infierno para todas las personas que llegaban a trabajar en ella.

Algunas de las vecinas se habían fijado en que los Lalaurie cambiaban constantemente de criados. En una de las veces, en poco más de dos semanas, habían empezado a trabajar seis mujeres y dos hombres nuevos en la casa, siendo lo que más extrañaba a los testigos de estos hechos, que los criados que habrían sido despedidos, jamás salieron de aquellos muros.

Los gritos y chillidos de dolor de los esclavos comenzaron a escucharse incluso a varias manzanas de distancia, haciendo que las gentes se reunieran frente a la mansión alarmados por aquel sonido tan desgarrador.

Una de las primeras leyendas que se contaban de este lugar, es que uno de los residentes que vivía cerca de la casa de los Lalaurie, pudo ver como Madame Lalaurie corría por una de las terrazas del tercer piso con una fusta en sus manos, mientras trataba de alcanzar a una joven sirviente que huía despavorida de ella, para finalmente tropezar con uno de los baldosines y caer al vacío. La caída de casi diez metros de altura, provocó que la joven muriera en el acto sobre los adoquines de la calle Royale. Y pensando que nadie había visto tal atrocidad, Madame Lalaurie ordenó a dos de sus esclavos que enterrasen de forma disimulada los restos de la muchacha en los jardines de la casa.

Este fue uno de los primeros hechos que hizo dudar a los vecinos de la apariencia amable y apacible de aquella simpática pareja, los cuales fueron automáticamente denunciados a las autoridades.El juez determinó que los Lalaurie debían vender a los esclavos, pues al haber sido víctimas de unos actos tan denigrantes, lo mínimo que debían hacer era darles la posibilidad de servir en otra casa, lejos de ellos. Pero en un acto de rabia y rencor, Madame Lalaurie vendió los esclavos a unos familiares que vivían cerca de Nueva Orleans, y que a los pocos días se los devolverían a altas horas de la madrugada para que los vecinos no pudieran distinguir sus rostros, evitando de este modo nuevas denuncias contra ellos.

Los amigos e invitados de los Lalaurie dejaron de asistir a sus fiestas y cenas, evitando las habladurías de los vecinos, que tenían bien vigilados los muros de aquella enorme y oscura mansión, esperando con cierto morbo, que un nuevo escándalo protagonizado por los Lalaurie viera la luz. Fueron pasando las semanas, y la aparente tranquilidad había vuelto a la calle Royale...

Pero aquella tranquilidad no fue más que una quimera ideada por la propia Madame Lalaurie, la cual amordazaba a los esclavos y criadas cuando les azotaba con la fusta y el látigo, de este modo evitaba que los gritos de dolor se escuchasen de nuevo en las calles de Nueva Orleans. Llegando a un punto que incluso la cocinera era azotada sin piedad junto a la chimenea. Hasta que un día, un incendio comenzó a devorar toda la estructura y los muebles de la mansión, haciendo imposible controlar las llamas que avanzaban piso a piso con gran rapidez. Se dice que dicho incendio fue provocado por la cocinera, harta de sufrir las vejaciones que su ama le propinaba tan gratuitamente.

Los bomberos no tardaron en llegar a la calle Royale, en la cual comenzaron a bombear agua en las zonas bajas de la estructura antes de que pudiera verse afectada por el fuego y derrumbarse. Una vez sofocado el gran incendio, los bomberos accedieron al interior de la residencia, que estaba totalmente tiznada de negro por el fuego y el humo, tratando de encontrar algún superviviente que pudiera haber quedado rezagado en su interior.
Esclavo hallado en una de las jaulas
(Foto: theoverlooktour.blogspot.com)

El verdadero horror de la mansión Lalaurie se desató cuando los bomberos llegaron al tercer piso y abrieron una puerta camuflada en la pared. El rostro de los hombres se desencajó ante la dantesca visión que se extendía frente a ellos. Los cuerpos de hombres y mujeres desmembrados se extendían sobre las mesas de operaciones de la sala, algunos con la boca cosida, otros con los ojos extraídos de sus cuencas y conservados en recipientes de formol.

Miembros amputados, infectados de gusanos e insectos, provocando que la estancia se llenara de un olor a muerte tan nauseabundo, que muchos de los voluntarios que entraron a buscar supervivientes, no pudieron evitar vomitar directamente en el suelo. Algunos de los esclavos que estaban postrados en el suelo ensangrentado, habían sido operados para practicarles un cambio de sexo, que finalmente había terminado por contraer severas infecciones y provocarles una larga y dolorosa muerte. Dedos con uñas arrancadas, párpados cosidos, mujeres todavía con vida y con sus entrañas sobre sus propias manos, desangrándose a la vez que intentaban pedir ayuda.

Finalmente, al otro lado de la habitación, se hallaban colgadas del techo algunas jaulas de hierro donde todavía había esclavos con vida esperando su turno de martirio y dolor, los cuales fueron liberados inmediatamente por los bomberos, mientras rompían a llorar cuando salían a la calle, siendo conscientes del infierno que habían sufrido dentro de aquella lúgubre y oscura estancia.

Mientas las filas de esclavos iban saliendo de la casa, el sonido de unos cascos se alejaba apresuradamente de la escena. Los testigos afirmaron ver a los Lalaurie montar en su carruaje y salir huyendo del lugar, para no volver a la ciudad nunca más. Pues nunca más se supo de Madame Lalaurie y de su reputado esposo.

Pocos años después, la casa fue usada como refugio para vagabundos que decidían cobijarse del frío y las inclemencias del tiempo. Lo que no sabían es que muchos de ellos solo habían podido soportar una noche en aquella enorme casa. Decían que los muebles y las sillas se movían formando un gran estruendo en el primer piso, gritos y susurros provenientes de la zona baja les hacia estremecer, y finalmente, las sombras con la silueta de una mujer que se detenía ante ellos, como si les observara con odio y rencor, invitándoles a marcharse de aquella casa en la que el mal y el dolor estaba presente en todas y cada una de sus habitaciones.

Algunos voluntarios del ayuntamiento, expusieron que la gran mansión situada en el 1140 de la calle Royale podría ser un perfecto colegio para las niñas de la ciudad que no pueden permitirse un colegio de pago. Por votación, los ciudadanos lo vieron como una gran idea y aprobaron la propuesta. Las obras de acondicionamiento no duraron mucho, pues los daños producidos por el gran incendio no fueron tan graves, y únicamente tuvieron que limpiar y pintar las paredes de los dos primeros pisos, montando algunas mesas adecuadas para poder dar clase.

Los primeros días de colegio, eran una gran alegría tanto para las niñas como para sus profesoras, pero aquella sensación de felicidad y nuevos propósitos, fue mermando con el paso de las semanas. Las niñas que querían utilizar los aseos, tenían miedo de salir de sus clases, pues les decían a sus maestras que un hombre con traje negro no dejaba de mirarlas desde las escaleras.

Incluso las propias profesoras se quejaron de que los elementos de clase se movían a su voluntad, cambiando de sitio los libros y las tizas; cuando llegaban a primera hora de la mañana, había nombres, dibujos extraños y grabados dibujados en las pizarras, sabiendo que cuando habían salido todas del edificio el día anterior, las pizarras estaban completamente limpias.

Al final decidieron abandonar el colegio; decían que los espectros que lo habitaban hacían imposibles las clases, acosando tanto a niñas como a docentes, habiendo aguantado únicamente el plazo de un mes dentro de aquel enorme y tenebroso edificio, dejándolo de nuevo abandonado durante algunos años más. Momento en el que un empresario decidiera comprar la mansión y acondicionarla de tal forma, que pudieran arrendarse sus enormes estancias como apartamentos individuales.

Lamentablemente el negocio no duró demasiado. Los inquilinos se quejaban de que los gritos y lamentos que escuchaban durante la noche no les dejaba descansar, incluyendo las extrañas presencias que veían caminar a lo largo de los pasillos, y que posteriormente se difuminaban al llegar a la pared. Los definían como mujeres vestidas con ropajes de mediados del siglo XIX.

El dueño del edificio se extrañó mucho cuando escuchaba las quejas de sus inquilinos, y simplemente lo atribuyó a las tuberías o al suelo que ya eran bastante antiguos, los cuales sería conveniente sustituirlos, esperando que aquellos sonidos molestos acabasen.

La gran sorpresa llegaría cuando los obreros levantaron el suelo del tercer piso, dejando al descubierto más de setenta y cinco esqueletos, tanto de hombres, mujeres y niños, que seguramente Madame Lalaurie había enterrado allí hace más de cien años, después de haberlos torturado cruelmente. Algunos de aquellos cuerpos, mostraban marcas de cortes profundos, e incluso les faltaba algunas de sus extremidades.

A raíz de esto, los cuerpos fueron exhumados y el edificio clausurado por el ayuntamiento de manera indefinida. La calle Royale fue convirtiéndose en un reclamo para los amantes del misterio de mediados del siglo XX; donde algunos de ellos lograban colarse dentro de la mansión, para volver a salir a los pocos minutos porque el ambiente que había dentro de ella, era casi insoportable.

Según los investigadores que conseguían acceder a sus estancias, la definían de esta manera: "La sensación de pesadez y de ser observado por mil ojos, te golpeaba desde el primer momento que ponías un pie en ella".
Nicolas Cage
(Foto: nydailynews.com)

A finales de abril de 2007, el conocido actor y productor californiano, Nicolas Cage, logró adquirir la gran mansión a través de la prestigiosa inmobiliaria Hancock Park Real State Company, que había adecuado la casa para que volviera a hacer la función de un hogar familiar, y que habría vendido al actor por 3,5 millones de dólares.

La familia Cage residió en la casa durante varios años, utilizándola como zona de descanso para el actor, el cual decía que las leyendas que existían sobre aquel enorme edificio eran ciertas, pero que no le molestaban las presencias y los sonidos. Según decía, le daban encanto a la casa, la hacían más personal e interesante.

Tristemente, la mansión salió a subasta en noviembre de 2009, la cual fue el desencadenante de una ejecución hipotecaria bancaria, y que los Cage no pudieron hacer frente, siendo finalmente adquirida por una financiera sita en la propia ciudad de Nueva Orleans, la Regions Financial Corporation que pagó por ella una suma de 2,7 millones de dólares. A día de hoy, todavía no han conseguido vender completamente el inmueble, pues únicamente algunos personajes adinerados han logrado adquirir algunos de los apartamentos reformados.

Afortunadamente, si llamamos para pedir el permiso de la propia financiera y pagando un módico precio de 30 dólares, tendremos la posibilidad de acceder al interior de la gran casa Lalaurie y realizar las visitas e investigaciones que deseemos, durante un día y una noche completos en la estancia que elijamos; incluida la tenebrosa sala de torturas de la tercera planta.

¿Nos acompañan...?


FUENTES:
www.fimlaffinity.com
www.tripadvisor.es
www.taringa.net
enigmasylugaresmisteriosos.blogspot.com
www.newoelwansghost.com/haunted_new_orleans.html






LA ENIGMÁTICA MUERTE DE UN VIRREY

JOSEP MARÍA OSMA BOSCH

Durante la primera mitad del siglo XVII, Mallorca estaba inmersa en un cáos de orden público; por una parte estaba la guerra abierta desde finales del siglo XV que protagonizaban los Canamunts y Canavalls, clanes poderosos familiares nobiliarios, y por otro lado estaba el terror impuesto por el bandolerismo escenificado por los bandejats, personas que únicamente se dedicaban a sustraer lo ajeno y los bandolers, que a diferencia de los anteriores, eran los realizadores de delitos comunes, asaltantes de caminos y propiedades urbanas y rurales, violadores de mujeres, llegando incluso al asesinato, a veces contratado por esas familias nobiliarias que se mataban entre ellos, como los casos, y sirva de botón de muestra, las muertes en el 1615 de Arnau de Santacilia en la possesió de Alfabia y la del Magistrado de la Real Audiencia Jaume Joan de Berga perpetrado en el 1619.

(Foto: Archivo Josep María Osma Bosch)
A pesar del gran denuedo puesto por el poder legal, en este caso la Justicia y el virrey, a veces la lucha contra esas personas fuera de la Ley hacia imposible su represión, aunque en alguna ocasión daba fruto el trabajo, como la gran batida del año 1666 organizada por el virrey Rodrigo de Borja y LLansol, y en colaboración del pueblo llano y la Iglesia, en la que fueron abatidos muchos bandolers, y capturado un centenar: 73 de la parte de los Canamunts y 27 pertenecientes a los Canavalls, entre ellos el famoso Moyana, natural de Montuïri y autor de más de dos docenas de asesinatos.

El 22 de octubre de 1644, un nuevo virrey, designado por el propio rey Felipe IV, llegaba a Ciutat de Mallorca; se trataba de José Pérez de Pomar y Torres de Mendoza, noble aragonés con fama de hombre enérgico y de mano dura. Al maño le acompañaban dos personas: su joven esposa, Teresa María Gómez de Sanabria y de Ponce de León, futura co fundadora en el año 1662, del convento, en Ciutat, de las Capuchinas de la Purísima Concepción; y del procurador real Miquel Sureda i Vivot. A bordo de un carruaje, y escoltado por tropa armada, tras recorrer algunas calles de la ciudad, prestaba juramento de su nuevo cargo en la Seu.

El nuevo virrey pronto se puso manos a la obra para el cargo que se le había encomendado. Él mismo sacó de un navío a un bandoler, violador de mujeres, que intentaba escaquearse junto a otros indultados, dándole horca; a otro forajido, Pere Venteyol, lo extrajo, a pesar del asilo eclesiástico de la iglesia de els Dolors de Manacor, y tras darle muerte a garrote vil lo devolvió al templo; este atrevimiento le valió ser mal visto por la vicaria general y excomulgado por el obispo Tomás de Rocamora; para su perdón, el virrey tuvo que abonar 400 lliures mallorquines y una lámpara de plata, más una manda pía a la viuda del malhechor para sufragio de misas por su alma.

Al anochecer del 20 de julio de 1645, nuestro aguerrido virrey, con una fuerte escolta y acompañado por magistrados, estando en persecución de unos bandolers por un camino de ronda alto de la muralla, entre la Porta Pintada (actual Plaza de España)y el baluarte de Sanoguera (frente al convento de Capuchinos),y según versión oficial, se le desbocó el caballo precipitándose los dos al foso de la fortificación defensiva; el equino falleció al momento y tres días más tarde lo hacía el virrey.

(Foto: Archivo Josep María Osma Bosch)
Otras versiones del suceso, en boca de la Vox populi, dicen que al caballo se espantó con una sombra proyectada por la luna; otra que José Pérez de Pomar... sufrió un atentado al ponerle azogue en las orejas de su caballo, y la más popularizada, es la que el virrey, amparándose en la noche, salió a escondidas a un encuentro amoroso por la possesió (predio) de la Vinyassa (actual calle homónima).

Las horas transcurridas del virrey luchando contra la muerte, en todos los templos de la ciudad se ejercían rogativas para su sanación; incluso se tiene constancia que más de mil mujeres, algunas auto disciplinándose, posesionaron por las calles de Ciutat; presidía la manifestación la milagrosa imagen de la Santa Faz, cuya custodia se halla en el monasterio de las Madres Agustinas del Amparo, en la palmesana calle de la Concepció.

Hoy en día, en la esquina de la avenida Alexandre Rosselló, con la calle Gilabert de Centelles, hay una cruz de piedra, aunque algo desplazada del lugar exacto del suceso, y en cuya inscripción nos recuerda la enigmática muerte del virrey:

MURIO DE AQUÍ DES
PEÑADO A CAVALLO
D. IUSEPE DE TORRES
VIREY. AÑO 1645.





domingo, 3 de noviembre de 2013

LA MANO DEL MORO (SA MÀ D´ES MORO)

JOSEP MARÍA OSMA BOSCH

Que succeí á na María                     Que le sucedió a María
Amb so moro, he sabre prést:          Con el moro, lo sabré pronto:
Per are bastará sabré                      Por ahora bastará saber
Que desde es primé moment            Que desde el primer momento
Es qu´es véran dins a casa              Cuando se vieron dentro de la casa
Aquells pareya d´estornells              Aquella pareja de estorninos
Cadascú amb malicia ò sense           Cada uno con malicia o sin
Se digue per sí mateix:                    Se dijo para sí mismo
--¡Ay, quina atl´ta mes guapa!          --¡Ay, que chica más guapa!
--¡Jesús, quin jove més bell! (*)         --¡Jesús, que joven más hermoso!


Calle de la Mà del Moro en Palma
(Foto: Archivo Josep María Osma Bosch)
Casi a mediados del siglo XVIII, el presbítero Martí Mascort, su sobrina María y una criada, moraban en una casa de la calle Montenegro. De súbito, su vida económicamente cambió por completo al hallar, tras unos trabajos de albañilería en su hogar, dos ollas rebosantes de monedas de oro; con parte de ese dinero, adquirió un esclavo moro.

Ahmed, que era como se llamaba el esclavo, con su aspecto varonil y de buenos modales, no tardó en conquistar el corazón de María, jurando por Alá llevarla a su país, donde su padre era el rey, allí se casarían y después, pasado un prudencial tiempo, volverían a Mallorca para solicitar el perdón de su tío, el cura Mascort.

Tras haber planeado la huida, decidieron que sería antes del toque de queda del 18 de octubre de 1731. Llegó ese día y al embarcar al navío, en el cual ya tenían apalabrado el pasaje, el patrón les solicitó más dinero de lo acordado. En ese momento, Ahmed recordó la olla de monedas del presbítero y amparándose en la oscuridad de la noche, entró en el dormitorio de Martí buscando el tesoro, pero a pesar de su sigilo, el sacerdote se despertó chillando. Fue cuando el agareno lo acuchilló sin piedad hasta acabar con su vida. Solo habían transcurrido unos segundos cuando, al intentar huir, fue detenido por la ronda de alguaciles, sus manos llenas de sangre lo delataron; por su parte, su amante, fue llevada a un convento de clausura donde permanecería hasta su óbito.
(Foto: Archivo Josep María Osma Bosch)

Ahmed, después de ser detenido y delatado por los vecinos del cura, fue torturado y confesó su crimen. El 15 de noviembre del mismo año, se le notificó la sentencia a pena capital, previa arrastación de su cuerpo y amputación de la mano derecha, con la que había cometido el crimen. El moro, queriendo evitar en vida ese suplicio, se convirtió al cristianismo, siendo bautizado y apadrinado por el alcaide de la cárcel y la esposa de éste. Tras haber recibido el sacramento, fue subido al patíbulo instalado en el Born donde dando la espalda al gentío allí congregado, fue ejecutado.

Una vez sin vida, se le cortó la mano diestra, que fue depositada dentro de una hornacina enrejada en la fachada donde se produjo el asesinato. Su cuerpo fue despedazado para posteriormente ser quemado en el lavadero del monasterio de Itria, cenobio que se hallaba a la mitad de la actual calle de 31 de Diciembre. Su cabeza fue expuesta públicamente en Es Born.

Sobre su mano cortada, hay quienes aseguran que permaneció muchos lustros a la vista de los visitantes; según el Archiduque Luis Salvador de Austria en su libro "La Ciudad de Palma", nos dice que en el año 1880 al visitar la mano cortada de Ahmed, la hornacina estaba vacía. Hay gente que asegura que por las noches en la calle de Sa Mà d´es Moro, más que calle es un estrecho y corto callejón que enlaza las calles de Estanc y de Montenegro, cuya nomenclatura ya se halla documentada a finales del siglo XVIII, perciben extraños ruidos y que el espectro de Ahmed, sin su mano derecha, deambula como alma en pena.

(*) Fragmento de la Rondaya Histórica "Samá des Moro", Revista Crónica "L`Ignnorancia", nº 88, febrero de 1881.




jueves, 10 de octubre de 2013

LA LEYENDA DEL VIEJO WAVERLY HILLS

AMADO CARBONELL SANTOS


Los lugares donde se han sucedido actos macabros de dolor, sufrimiento y muerte, son propicios para que la fenomenología paranormal se manifieste de manera recurrente, dejando una huella indeleble en el subconsciente de todo aquel que se aventura a visitarlos. 

Uno de estos emplazamientos es el sanatorio para tuberculosos de Waverly Hills; un hospital puntero en su época, que poco a poco fue transformándose en un edificio donde los experimentos más atroces se sucedían entre sus paredes. Pero esto no fue siempre así...
Waverly Hills (Foto: hauntedplaces.co.

A finales del siglo XIX, estas tierras fueron adquiridas por el Comandante Thomas H. Henos, era una zona muy apartada de la población, perfecta para crear un hogar entre las montañas, pero al ver que sus hijas tenían que caminar durante muchos kilómetros para llegar al colegio del pueblo, decidió construir una pequeña casa-escuela para que sus hijas pudieran estudiar sin tener que salir de aquel pequeño paraíso.

Thomas tomó la decisión de contratar a la señorita Lizzie Lee Harris como profesora para sus hijas, donde al poco tiempo de realizar su labor como docente, bautizó la escuela con el nombre de "Waverly Schol", pues según ella, aquel lugar le recordaba a la novela del escritor Walter Scott que siempre leía en sus ratos libres: "Waverley". Aquel nombre fue tan acertado, que incluso al comandante le gustó y decidió llamar al lugar Waverly Hills. Dicho nombre, fue conservado por el propio consejo estadounidense del hospital para el tratamiento de la tuberculosis, cuando adquirió el terreno y los permisos de construcción del famoso sanatorio.

Las obras se iniciaron durante la primera década del siglo XX, concretamente en el año 1908, y abrió sus puertas al público el 26 de julio de 1910, habiendo sido diseñado y creado para acomodar a 50 pacientes afectados de tuberculosis, o como se la denominaba en aquella época, "la muerte blanca".

Los infectados por esta enfermedad, debían ser aislados de la sociedad de una manera que pudieran disfrutar de una estancia al aire libre, y a la vez recibiendo un tratamiento que ayudase a mejorar su estado de salud. Por norma general, este tipo de centros de salud especializados se construían en zonas de montaña apartadas de las grandes urbes, para garantizar la correcta ventilación de las estancias y recibir toda la atención clínica que pudieran necesitar. Pues una enfermedad como la tuberculosis, que hoy en día se trataría con un par de comprimidos, a principios de siglo provocaba verdaderas pandemias capaces de segar la vida de millares de personas.

Poco a poco, el número de personas afectadas por el vacilo de Koch iba en aumento, y el sanatorio no daba abasto para atender a todas aquellas personas. Por eso, se decidió dar luz verde a las obras de ampliación del sanatorio hasta llegar a las 140 plazas, que en poco tiempo volvieron a quedar ocupadas, y provocando la demanda de construcción de un hospital más grande y mejor equipado, llegando a convertirse en el centro médico más avanzado de su época.

Las obras de reconstrucción del gigantesco hospital comenzaron el mes de marzo de 1924, y finalizaron en octubre de 1926, momento en el que abrió sus puertas y se mantuvo funcionando como un hospital dedicado por completo al estudio y tratamiento de la tuberculosis hasta el año 1961, momento en que fue reformado y reabierto de nuevo a finales de 1962 con el nombre de WoodHeaven Medical Services, realizando la función de centro geriátrico para que la gente de avanzada edad pudiera pasar los últimos años de su vida entre la paz y la serenidad que proporcionaban las colinas de Waverly Hills, hasta que finalmente fue clausurado por el estado de Kentucky durante 1980.
Zona exterior de los salones y el solarium
(Foto: myoldkentuckyroadtryp.files.wordpress.com)

Tuvieron que pasar varios años para que salieran a la luz el tipo de experimentos que realizaban los médicos con sus pacientes e internos. Para evitar que las bacterias exhaladas por los pacientes quedasen flotando en el ambiente del interior de las estancias comunes, se disponían algunas camas y sillones de la zona exterior, para que las corrientes del aire fresco de la montaña, arrastrasen todo aquel aire infectado, denominando aquellos métodos como exposición directa de corrientes de aire. Poco a poco los experimentos se convertían en verdaderas torturas...

Cuando un pulmón tenía una zona más afectada por la enfermedad, al paciente se le extirpaban literalmente las costillas que se alojaban sobre la parte infectada, cortando toda la sección del pulmón para que la bacteria no pudiera seguir devorando el tejido sano. El problema de esta intervención quirúrgica, era que el paciente perdía toda la consistencia y forma de la caja torácica que se mantenía simplemente con las costillas que no habían sido cortadas, obligándole a vagar por todo el hospital como un ser parcialmente deforme.

Tratamientos de frío extremo, descargas por electroshock, amputaciones y extirpación de órganos infectados... eran las rutinas médicas que se sucedían cada semana en este arcaico emplazamiento. Métodos que llegaron a alcanzar la escalofriante cifra de 63.000 fallecidos a lo largo de sus casi cuarenta años de historia como centro médico de la tuberculosis. Tal era la tasa de mortalidad, que tuvieron que habilitar una zona subterránea para que los internados no presenciaran el traslado de los fallecidos hasta el cementerio apostado en una gran extensión de tierra en las afueras del complejo. La historia bautizaría a este corredor como el "Túnel de los Muertos de Waverly Hills".


Imagen de una supuesta aparición en la
planta baja. (Foto: ermaktravel.com)
Aunque la verdadera leyenda comienza en el momento que se clausuran sus puertas, y los vigilantes encargados de que no accedan personas no autorizadas al recinto, comienzan a denunciar que suceden cosas extrañas dentro de sus viejos y oscuros muros. Tal llega a ser la magnitud de sucesos paranormales, que las noticias comenzaron a correr como la pólvora a través de los medios de comunicación del país. Lo cual, provocaba que los amantes de lo paranormal se vieran obligados a visitar este lugar de muerte y misterio. Las manifestaciones más comentadas por sus visitantes suelen ser muy parecidas:

*Luces que se encienden y apagan solas.
*Sombras oscuras y alargadas caminando por la zona del solárium.
*Niños correteando por el tercer piso.
*Una niña que juega con las ropas de los visitantes.
*Un niño que corre y juega con un balón de cuero, que desaparece ante la atónita mirada de los testigos.
*Una anciana que pide ayuda desde el fondo de los pasillos del primer piso.
*Incluso olores de comida al fuego...

Pero la zona que más inquietaba tanto a visitantes como a los guardas, era la habitación que tenía sobre el marco de su puerta el número 502, y que según contaban los historiadores del lugar, habrían encontrado a una de las enfermeras ahorcada por haberse quedado embarazada de uno de los médicos. Nunca se ha registrado la manifestación de esta enfermera, pero muchas personas han tenido en sus propias carnes la sensación de temor y frío que se apreciaban en aquella estancia.
Detalle del marco de la habitación 502
(Foto: skaryforkids.com)

A la vista de la publicidad y la buena acogida que tenía el complejo por todos los investigadores y aficionados al misterio de todo el mundo, se decidió organizar visitas guiadas por todo el edificio, dejando que el público que se aventurase a cruzar el umbral de sus muros, sintiera en primera persona los sucesos que han hecho famoso este lugar. Actualmente los precios de las visitas rondan entre los 50 y los 100 euros, dependiendo de si se quieren hacer de día o durante la madrugada.

¿Se atreven a cruzar el umbral del famoso y temido Waverly Hills?


miércoles, 9 de octubre de 2013

EL MISTERIOSO CORTIJO JURADO

AMADO CARBONELL SANTOS

A través de las coloridas y vivas tierras de la provincia andaluza de Málaga, concretamente entre el pueblo de Campanillas y la capital de la citada provincia, se halla una de las mansiones más conocidas y visitadas de todo el territorio español, y desde hace años se la conoce con el nombre de "el cortijo Jurado".

El Cortijo Jurado en la actualidad
(Foto: objetivomalaga.diariosur.es)
Cuenta la leyenda que esta enorme mansión de estilo gótico-anglosajón, fue edificada a mediados del siglo XIX, y todavía se desconoce si fue por orden de la familia Heredia, una de las familias adineradas de la zona y propietaria de una de las empresas agro-industriales más conocidas de la época.

La crisis económica de 1925, predecesora del devastador "crack" bursátil de 1929, afectó enormemente a los negocios de la familia Heredia, que se vio obligada a vender su mansión de las Campanillas a la familia Larios, los cuales mantenían parentescos familiares con los antiguos dueños.

Diversas leyendas que se han mantenido a través del boca a boca entre las poblaciones cercanas al cortijo y que han llegado hasta nuestros días, detallan que los varones de ambas familias tenían unos gustos muy oscuros y extraños; de los cuales, algunos de ellos, se vieron envueltos por turbias acusaciones de rapto de chicas jóvenes, concretamente de edades comprendidas entre los 12 y 17 años, a las que teóricamente sometían a diversos tipos de tortura, tocamientos, rituales satánico-sexuales y atroces violaciones, que finalmente provocaban la lenta y agónica muerte de aquellas desdichadas muchachas...

Algunos de los trabajadores que estaban contratados para realizar las labores de mantenimiento y jardinería de la parcela, comentaron en su momento a algunos vecinos del pueblo, que en una de las ocasiones fueron testigos mudos de aquellas escabrosas escenas; observando atónitos y tratando de no emitir ningún sonido, como después de satisfacer sus oscuros deseos con los cuerpos de aquellas pobres chicas, bajaban sus cuerpos, ya sin vida, a los sótanos de la mansión; donde se cree que las enterraban junto con sus anteriores víctimas, y de que podría tratarse de una fosa común con más de una decena de cadáveres.
Retrato de la familia Heredia
(Foto: teinteresasaber.com)

Según fuentes de otros testigos de la finca, se hallaron restos de algunas de las jóvenes desaparecidas en las orillas del río que fluía cerca de la mansión, lo cual hizo que las miradas se posaran sobre la familia de los Heredia, pues desde hacia años, en las Campanillas se sospechaba que realizaban macabros rituales satánicos junto a extrañas personalidades que llegaban desde Francia y Gran Bretaña.

Por supuesto, después de presenciar dichos actos, no dudaron en abandonar su puesto de trabajo para no regresar jamás, pensando que si eran descubiertos por sus patrones, podrían ser los siguientes en ocupar un lugar dentro de aquel mausoleo del horror.

Algunos investigadores confiesan que han tratado de acceder a las inexpugnables escaleras y túneles que daban acceso a los sótanos que se extienden por debajo de la mansión, donde las leyendas de la zona, cuentan que uno de esos largos y angostos túneles, comunica directamente con el sótano de la finca Colmenares, la cual es actualmente la sede del club de golf de la región, pero hasta le fecha, no se han encontrado indicios físicos de la existencia de dicho pasadizo, ni de sus posibles accesos.

Y aunque todavía no se ha logrado dar con el paradero de los cadáveres de las jóvenes asesinadas, no hace mucho, un grupo de investigación de un conocido programa de televisión nacional, hizo público el hallazgo de lo que podría ser el acceso a una cripta, situada en el centro geométrico del subterráneo de la construcción, alegando que les fue totalmente imposible acceder a ella por el ruinoso estado de las paredes y temían que pudieran provocar un derrumbe. Pues es bien sabido que un joven decidió adentrarse a solas a la mansión, y al pisar en una de las zonas donde el suelo se había debilitado con el paso del tiempo, cayó a través del agujero que se abrió bajo sus pies, perdiendo así la vida tras golpearse fuertemente la cabeza contra el suelo.

Otra de las leyendas más conocidas del lugar, es la que habla de una niña de corta edad, que residió junto con su familia años antes que los Heredia llegasen a este caserón, y que a causa de una terrible infección gangrenosa, se le tuvo que extirpar uno de sus brazos al poco tiempo de nacer. A causa de esta intervención quirúrgica, esta familia comenzó a verla como un ser deforme y la encerraron en el torreón, alimentándola como si se tratara de un animal salvaje hasta que falleció; algunos creen que a causa de su encierro, otros por causas de insalubridad, pues decían que las infecciones causadas por la operación y la falta de cuidados, terminaron por consumirla.
Detalle de la torre
(Foto: mundonaked.com)

Únicamente algunos historiadores de la región están de acuerdo con la versión de la historia de este cortijo, donde no se hallaron datos concretos de la existencia de dicha familia. Aunque muchos investigadores han encontrado indicios de que un ente, aparentemente de una niña pequeña, juega en la zona más elevada de la torre, y que los visitantes que se aventuran a subir a ella, le dejan algún juguete y flores para honrar su tierna memoria.

Otros estudiosos de la historia de Málaga cuentan que esta familia si que existió realmente, y que fueron las primeras personas en residir en el cortijo Jurado, pero que la niña aunque estuviera falta de uno de sus brazos, no recibió ningún trato vejatorio por parte de sus padres, simplemente la protegieron de las burlas de los niños del pueblo mediante las clases y educación que recibía de forma particular; la cual, al ser mayor de edad, se mudó a Madrid y vivió una vida completamente normal y plena; llegando incluso a casarse y dando a luz a seis hijos completamente sanos.

Existen muchos testimonios registrados sobre la actividad paranormal que se manifiesta en el interior de estos muros, donde la mayoría de ellos fueron captados por psicofonías de primera clase, en las que unas voces de hombres y mujeres jóvenes trataban de hacerse escuchar mediante gemidos y lamentos, a través de los ecos de un oscuro y terrible pasado. A través de los altavoces, se conseguían reproducir dichos sonidos, que con voz hueca y resonante, conseguían arrancar una sensación de escalofrío a todo el que las escucha.

Algunos de los testigos contaban que se sentían observados, escuchaban susurros junto a sus oídos, y que incluso notaban como si alguien les agarrara del brazo cuando pasaban por según que habitaciones y estancias, coincidiendo todos ellos en la misma definición del lugar, cuando accedían a la estancia del torreón: "Nada más entrar, la sensación de que una atmósfera terriblemente cargada de tristeza, sufrimiento y dolor, te estremece hasta lo más profundo del alma".

La sobrecogedora imagen que muestra la fachada a todo el que se atreve a entrar, es la de la perfecta mansión encantada estadounidense; donde todas y cada una de las ventanas dan la sensación de que alguien, oculto en la sombra, nos observa desde el otro lado...
Detalle de la zona de las escaleras
(Foto: scaryforkids.com)

Siendo interesante remarcar, que una de las pruebas más sólidas captada hasta la fecha en este lugar, fue una filmación registrada por una de las cámaras del programa de televisión español titulado "TNT", durante un reportaje realizado en enero de 2005. Dicha grabación, logró captar lo que parece ser una figura neblinosa que se desplazaba a lo largo de una de las estancias visitadas por el equipo, desvaneciéndose a los pocos segundos delante de una de las paredes de la estancia, y en la cual podía distinguirse un rostro con rasgos femeninos. Esta misma filmación, fue emitida semanas más tarde por varios programas relacionados con la parapsicología, siendo incluso estudiada por el ya fallecido y mítico investigador español, Fernando Jiménez del Oso.

A día de hoy, muchos aficionados al misterio acuden a este lugar para probar suerte e intentar registrar en sus equipos algún mensaje, voz o figura de aspecto espectral que pueda aclararles un poco más a una posible explicación de los misterios que atañen a tan lúgubre morada. Pero como es de esperar, al finalizar la jornada de investigación y revisar todos los datos obtenidos, las dudas siguen sin respuesta, e incluso llegando a dar pie a otras aún más complejas...


FUENTES:

*tejiendoelmundo.wordpress.com.
*escalofrio.com
*legadosdelmisterio.net
*laopiniondemalaga.es

SANT CABRIT Y SANT BASSA (CATEDRAL DE MALLORCA)

JOSEP MARÍA OSMA BOSCH


Cabrit i Bassa (Óleo Miquel Bestard, Ajuntamnet de Palma)
(Foto: Archivo Josep María Osma Bosch)
La Catedral de Mallorca, además de ser uno de los más importantes inmuebles religiosos góticos de la Edad Media, también lo es por poseer una gran cantidad de reliquias atribuidas a jerarquías celestiales, como son, y a modo de ejemplo, un dedo del apóstol San Pedro, parte de la piel de San Bartolomé, leche de la Virgen María, cabellos de Cristo, una porción de la Cruz, la esponja que bebió Cristo, una flecha que recibió San Sebastián en su cuerpo, un dedo de San Juan Bautista, una costilla de San Vicente Ferrer, dientes de Santa Eulalia... y los restos mortales de Guillem Cabrit y Guillem Bassa, dos mallorquines que murieron trágicamente por defender a su Reino de Mallorques y a su rey Jaume II, y es que se hallan sepultados dentro del altar de Nuestra Señora de la Piedad, situada entre el antiguo arco del trascoro y la Sala Capitular, y representados pictóricamente de forma decimonónica en el retablo de esta capilla.

El 5 de noviembre de 1285, Ciutat de Nallorques se rendía el rey Alfonso III de Aragón "el Liberal", monarca que había invadido el reino insular como represalia a la ayuda prestada por el rey Jaume II, quien en esos momentos se hallaba en Perpinyá, capital continental de su reino, a los franceses dándoles paso por los territorios mallorquines del Rosselló con la finalidad de penetrar en Catalunya por Girona. Pero no toda la isla se sometió al aragonés rindiéndole vasallaje y juramento, tal era el caso de la guarnición del castillo de Alaró, fortaleza roquera llamada en tiempos de la dominación islámica "Hisn al `Arun", es decir "fortaleza de los cristianos", cuyo nombre aparece en la crónica de Al Zuhri donde relata la conquista omeya a la isla en el año 902.
Castillo de Alaró (Foto: Archivo Josep María Osma Bosch

El propio Alfonso, al tener noticias de este foco de resistencia, se personó a la puerta del castillo exigiéndoles la rendición incondicional. Los defensores se negaron, y según se cuenta en el "Brevari mallorquí", libro eclesiástico medieval y del cual se conserva un único ejemplar depositado en el convento de Santa Magdalena de Ciutat, los defensores y el rey aragonés mantuvieron un diálogo, cuya traducción aproximada del catalán medieval al castellano es el que sigue:

-¿Quién ordena rendir sin condiciones el castillo?
- Amfós (mero en catalán), rey de Aragón  y de Mallorques. Amfós, es un pez y se come con salsa, y nosotros no tenemos otro rey más que Jaume II, a quien prestamos juramento de fidelidad -replicaron los sitiados-.
-¿Quién eres tú? -preguntó el aragonés.-
-Guillem Cabrit y mi compañero Guillem Bassa.
- Te juro, Cabrit -dijo el rey Alfonso- que tal como tu apellido, te aré asar encima de un fuego.

Días después, los mallorquines desmoralizados, hambrientos y enfermos, se sometieron a la voluntad del enemigo. El monarca invasor tras ordenar agrupar a los prisioneros, preguntó a éstos quienes eran Cabrit y Bassa:

- Yo soy Cabrit, vasallo de Jaume II de Mallorques, y mientras viva le seré fiel.
- Yo soy Bassa, y hago mías las palabras de mi compañero.

El soberano de Aragón, ante esas palabras de los dos mallorquines, sentenció:

- Palabra os dí, y palabra de rey no miente. Así que Cabrit (cabrito en catalán) te asaré como a un cabrito, y tu Bassa, lo secundarás y no serás charco (bassa en catalán) que apague el fuego que yo mismo encenderé.

El rey mandó hacer una gran hoguera, y sobre ella pusieron atados y atravesados con hierros candentes a los dos héroes, cuyos cuerpos se fueron consumiendo, siendo recogidas sus cenizas por una mano anónima. 

Nicolás IV, papa reinante es esa época, al tener noticia del funesto episodio, excomulgó al monarca usurpador, dándole más tarde el perdón a cambio de erigir un altar en la Seu de Mallorca en honor de los que había asesinado y depositar en él sus reliquias.

Guillem Cabrit y Guillem Bassa recibieron en esa ara catedralicia culto y fueron honrados como santos durante muchos años. Su festividad se celebraba por Tots Sants, el 1 de noviembre.